Nota Principal
 

La pregunta, ¿una herramienta en desuso?

 


Introducción

En su artículo “La pregunta, una herramienta fuera de uso”1, Flavio Nartallo, nos cuenta que “…La pregunta es una acción que realiza una persona para indagar sobre un saber que quiere profundizar. Esta nace en nuestra mente, acuñada por un instante de reflexión, para luego, dirigirse hacia el prójimo, poseedor del conocimiento. Este mecanismo es una de las principales funciones del pensamiento humano, que le ha permitido crear una cultura y evolucionar en sociedades cada vez más complejas. Es la herramienta fundamental en muchas profesiones. Del médico, con la que intenta descubrir síntomas que lo orienten. Del psicólogo, con la cual intentara aventurarse en los mares del inconsciente. De los filósofos que dudan de todo haciéndola su única certeza.”

Más adelante, el autor cuestiona el modo en que se utiliza a la pregunta en el periodismo, en el cual ya sea “… por negligencia o por malicia se crean sombras en lo que debería ser el esclarecimiento de una realidad.”

 Pero a mí me dejó pensando sobre cómo utilizamos los responsables de proyectos ese instrumento tan valioso.

 

La pregunta, un recurso clave en las comunicaciones

Según puede leerse en el PMBOK, en el capítulo referido a la Gestión de las Comunicaciones, dentro de las habilidades requeridas se encuentran entre otras:

·         Escuchar de manera activa y eficaz

·         Cuestionar y examinar ideas y situaciones para garantizar una mejor comprensión

Ambas proposiciones traen consigo el concepto de la interrogación. Es que como gerentes o directores de proyecto, pasamos la mayor parte del tiempo comunicándonos con personas tanto internas como externas y de diversos niveles jerárquicos.

Bien sabemos que desde, el mismo momento de inicio del proyecto, resulta clave tener identificados a los interesados para gestionar la información que cada uno recibirá del proyecto a nuestro cargo. Reconocerlos es el primer paso para compartir la información más adecuada.

El segundo, sin dudas, es establecer qué información les resultará interesante o necesaria. Es muy común que hagamos este ejercicio internamente, es decir poniéndonos en los zapatos de nuestros stakeholders y brindando la información que nosotros creemos que les puede ser útil. Muchas veces nos parece suficiente apoyarnos en esa experiencia previa o quizás en el soporte de la oficina de gestión de proyectos (PMO). Por eso, no es tan habitual que nos tomemos el tiempo de relevar de primera mano cuáles son sus intereses y necesidades. A priori, no parece requerirse demasiado esfuerzo, si nos enfocamos a usar el viejo recurso de la pregunta.

Por qué no abordarlos directamente. ¿Le interesa este dato?;  ¿hay algún concepto que no entienda? ; ¿qué puede parecer redundante o aburrido? ; ¿le agrega información a lo que Ud. ya conoce? De las respuestas incluso puede deducirse que se requiera elaborar más de una comunicación o por lo menos de diferente formato, justamente dependiendo de a quién/es se quiere llegar y qué necesitan.

Preguntar, además, nos ayuda a definir y adaptar la cantidad y el nivel de la información a trasmitir. El grado de detalle se ajustará a los conocimientos previos que cada uno tenga y también estará relacionada con el uso que le dará, por ejemplo si el interesado tiene poca experiencia en el tema necesitará más información introductoria o de contexto.

 

Algo de teoría, una hipótesis y… un homenaje.

Como siempre desde estas líneas, tratamos de dejar conceptos de aplicación práctica, así que a modo de reseña, podemos mencionar que las preguntas, de acuerdo a su formulación, pueden clasificarse en:

1. Concretas

¿Qué sucedió…?

2. Abiertas

¿Cuál es su opinión sobre? ¿Por qué lo necesita? ¿Para qué lo necesita?

3. Con opciones propuestas

¿Prefiere que la situación se resuelva de X o Y manera?

4. Múltiples

¿El informe satisface sus necesidades de información y le alcanza para tomar decisiones?

5. Que cuestionan la opinión de un tercero

¿Qué cree que opinaría Z sobre…?

6. Hipotéticas

¿Qué pasaría si…?

 

En síntesis, una pregunta es una interpelación que se realiza con la intención de obtener algún tipo de información. Al pronunciar esta interrogación, se espera recibir una respuesta que incluya los datos buscados.

 

Llegado este punto, la idea era aportar algunos ejemplos. Y buscando, (y preguntando) me topé con una especie de hipótesis que dice así:

Para aprender a elaborar preguntas que abran posibilidades, que obliguen a pensar las respuestas, tenemos que… ¡escuchar a los chicos!

¿Qué mejor ejemplo de indagación que los interrogantes que nos hacen los más pequeños?; ¿Quién no se ha visto sorprendido por la profundidad o el enfoque de la pregunta de un niño? Como le dijo a mi amigo Jorge su hijo Nachito: “Papi, ¿cómo era la vida en blanco y negro?”. Quizás esa sea la manera más genuina de hacerse de información para conocer el mundo que nos rodea. ¿Cómo podemos aprender de ellos?

Pero mientras elaboraba esta idea, llegó a mis oídos la noticia del fallecimiento de Daniel Rabinovich, mítico integrante del grupo humorístico Les Luthiers. Ese tipo de gente debería vivir para siempre, pensé. Y, como si se tratara de una iluminación, se me vino a la cabeza, así de repente, una de sus obras más celebradas en la que justamente un niño le hace preguntas a un adulto.

Se trata de “La gallinita dijo Eureka” (www.youtube.com/watch?v=g7ZOoCAi8qQ) y creo que es la mejor manera de cerrar esta nota.

Que la disfruten y hasta la próxima.

 


1 La nota publicada el 11 de julio de 2015 en Blasting News (ar.blastingnews.com), pueden encontrarla en http://ar.blastingnews.com/opinion/2015/07/la-pregunta-una-herramienta-fuera-de-uso-00466337.html

 

 

Diego Vannucchi

Voluntario Marketing

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