El siguiente diálogo se produjo durante un taller en el que se trabajaba la misión de un área. En el pizarrón se leía la siguiente frase:
Misión del equipo XX:
Tener un enfoque integral sobre la compañía que permita agregar valor al negocio.
Moderador: ¿Y cómo creen que agregan valor?
Participante 1: Bueno, aportando ese enfoque integral.
M: Entonces ese enfoque no sólo deben tenerlo sino compartirlo, brindarlo.
Participante 2: Claro.
M: Entonces…
Misión del equipo XX:
Tener Aportar un enfoque integral sobre la compañía que permita agregar valor al negocio.
M: O sea que ustedes tienen una mirada integral sobre la compañía. Como el área de Recursos Humanos, por ejemplo.
P 3: No. Bueno, sí. La mirada es similar en cuanto al alcance (la compañía), pero son otros los temas.
P 2: Claro. Nosotros analizamos los procesos internos.
M: ¿Les parece especificar eso en la misión? Quedaría así.
Misión del equipo XX:
Tener Aportar un enfoque integral sobre los procesos internos de la compañía que permita agregar valor al negocio.
M: ¿Y para qué, ustedes como área de la organización, quieren tener una mirada integral sobre los procesos internos?
P 1: Ya lo dijimos para agregar valor.
M: Sí, pero concretamente ¿qué es agregar valor para su área?
P1: …
P2: Y… por ejemplo encontrando puntos de mejora.
P 3: ¡Ya entiendo lo que nos está pasando! En el afán de describir nuestra misión, nuestra razón de ser en la empresa, tendemos a utilizar palabras floridas, que quizás suenen bien, pero que no son tan concretas.
P4: Puede ser. De hecho, deben ser lo suficientemente precisas como para describir sin ambigüedades lo que hacemos o debemos hacer.
De ahí en más, la reunión se desarrolló con fluidez. Y yo, que era el moderador de ese taller, ya tenía el tema para este newsletter.
La importancia de usar las palabras adecuadas
Como responsables de proyectos gran parte de nuestro trabajo consiste en comunicarnos por distintos medios con otras personas, ya sean compañeros de trabajo, jefes, proveedores, clientes. Y eso nos exige un esfuerzo para que nos comprendan. Entonces, ¿Por qué no dejar de lado expresiones o fórmulas vacías sin un sentido claro?
En 1993, Carlos Ulanovsky2 publicó el libro “Los argentinos por la boca mueren”, donde desarrolla el uso y el abuso que hacemos del lenguaje. Y en particular, aborda en un capítulo llamado Lugares comunes, jergas y eufemismos, y dice que,
“Los lugares comunes surgen como sólidas verdades pero su utilización excesiva les adjudica una inapelable inconsistencia. Transitadas, copiadas, mancilladas, en definitiva, vaciadas, estas frases ya no quieren decir lo mismo que cuando alguien las formuló por primera vez.”
¿Cómo son los buenos médicos? Prestigiosos facultativos
¿Qué se produce un fin de semana largo? Un masivo éxodo
¿De qué proporciones fue el incendio? Dantescas
James Rogers, un periodista norteamericano autor del libro “Diccionario de clichés” sostiene que “los lugares comunes son testigos de la pereza mental y constituyen una plaga para muchas profesiones, no sólo para la publicidad o el periodismo.”
¿Qué hacemos los buenos empleados? Agregamos valor
¿Qué son los proveedores? Socios estratégicos
¿Cuál es nuestro principal activo? La gente
Cuando a cada palabra la despojamos de su significación y se la vamos acumulando a otra, además de convertirla en un término vacío, empobrecemos el lenguaje. La realidad nos indica que esas palabras o expresiones que han sido originales y efectivas en su momento, de tan repetidas se han vuelto obvias. Y hasta graciosas.
Vamos con un último ejemplo, esta vez extraído del sitio web de una reconocida empresa global de capacitación.
“El trabajo en equipo y la comunicación son vitales en el mundo de los negocios de hoy. Es más importante que nunca que su empresa esté alineada con la visión y los objetivos de la organización. Una de las maneras para fomentar la comunicación y la alineación es el desarrollo del funcionamiento cruzado o cruzar los equipos departamentales. Estos equipos pueden ayudar a la comunicación abierta y desarrollar a su empresa de forma más ágil y rápida para responder a un mercado cambiante.”
¡Uf! Una sobredosis de clichés. Para cuando terminamos de leer el párrafo, nos queda muy poco en claro. ¿Qué nos quieren decir con que “Es más importante que nunca que su empresa esté alineada con la visión y los objetivos de la organización”?
Para seguir pensando…
Desde este espacio, sólo me queda recomendar que no abusemos de las expresiones de moda: no nos hacen más inteligentes, ni sólidos en nuestros argumentos. Por el contrario, mucho palabrerío suele generar dudas.
No olvidemos que la sencillez de las palabras adecuadas le da a nuestras exposiciones y textos un tono de inigualable veracidad.
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