El cierre del año suele traer consigo un cambio de estado: del foco en el trabajo al momento del descanso; de la primavera al verano; de la vorágine a la pausa y tal vez a la reflexión.
En la búsqueda de un balance de lo hecho, me encontré revisando lo que escribí durante el 2015. Y fue cuando me di cuenta que desde aquella primavera en que aporté mi primera nota de opinión a este newsletter ya han pasado, ¡cuatro años!
Expresarme en este espacio, me ha dado la posibilidad de abordar temas de los más variados: desde el desarrollo de un equipo de trabajo hasta modelos de priorización de proyectos; de los modelos de contratación a la colaboración en la empresa; de las lecciones aprendidas a la gestión estratégica de proveedores.
Desde siempre, mi idea fue ofrecer a la comunidad de profesionales de la Dirección de Proyectos un momento de lectura amena que a su vez invite a la reflexión. Y así fue como cada mes encontré disparadores diferentes para poner algunas palabras por escrito. ¿Cuáles fueron y son esos focos de inspiración? Las preguntas, los cuestionamientos, los interrogantes.
Creo que no es en lo rígido, en lo metodológico o en lo instituido en que cada responsable de proyecto encuentra su modelo de gestión. Por el contrario, lo irá moldeando mientras está en tránsito, desarrollando la profesión, preguntando y preguntándose. ¿Qué es una pregunta sino una forma de reconocer que muchas de las cosas carecen de certezas? De hecho, ¿Qué es la pregunta sino la mejor manera de aprender, de conocer, de ampliar la mirada?
Por mi parte, seguiré intentando aportar mi granito de arena a través de este formato de comunicación que me permite, una y otra vez, pensar y reflexionar.
Gracias por estar ahí.
¡Muchas felicidades!
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