Llegamos a diciembre. Mes que nos remite a las fiestas y reuniones; al comienzo del verano y a la navidad; al cierre de un año  y a la cercanía de las vacaciones. También suele ser época de balances y repasos. ¿Qué mejor momento para ocuparnos de reflexionar sobre lo que aprendimos en 2013?


¿Qué son las lecciones aprendidas y para qué sirven? 

Las lecciones aprendidas pueden definirse como el conocimiento adquirido durante la ejecución de un proyecto, una experiencia, un trabajo, etc. Surgen de un proceso sistemático de análisis y reflexión de todos los involucrados en la actividad objeto de estudio. Y puede tratarse de hechos que hayan tenido un impacto positivo o negativo. Su reconocimiento es parte de un proceso continuo de evaluación, un intento de comprender mejor qué es lo que funciona y qué no, bajo ciertas condiciones.

Algunos autores sugieren que este enfoque es el primer paso hacia la identificación de buenas prácticas.

Por otra parte, el objetivo es claro y concreto: evitar la repetición de errores y/o no tener que “reinventar la rueda” cada vez que nos enfrentemos a una situación o problema que uno mismo u otros han encontrado previamente.  

¿Cómo se recolecta ese potencial de conocimiento?  

Existen diversas formas tanto de relevar como de registrar lecciones. Una de ellas consiste en adoptar el modelo de “Retrospectiva”, utilizado en los entornos de trabajo que se rigen a través de conceptos y metodologías Ágiles.

De manera muy sintética, podemos decir que la “Retrospectiva” tiene por objeto mejorar de manera continua la calidad del producto que se está construyendo y la productividad del equipo. Entonces, ante cada etapa o iteración (llamada Sprint) el equipo revisa cómo trabajó, cómo se sintió y por qué está o no llegando a los objetivos. Esto se suele representar a través de una especie de estrella de mar (de ahí su nombre Starfish Retrospective) donde se indica qué cosas han funcionado bien, cuáles hay que mejorar, qué cosas quiere probar hacer en la siguiente iteración o qué no ha surtido el efecto deseado. 



Para asentar la idea, voy a aplicar esta herramienta a un caso práctico: mi trabajo para este Newsletter durante el 2013. Esto me permitirá ejemplificar el uso de la técnica y, a la vez, hacer un balance de mi participación. Lo que habitualmente conocemos como un 2 x 1, ¿no? Veamos cómo sale.

Mi objetivo era “aportar un momento de lectura amena a la comunidad de PMI, a través de artículos profesionales que inviten a la reflexión y con un enfoque práctico”.

Transcribo aquí algunas de las acciones positivas y no tanto que pude identificar en este período.


La retrospectiva me ha permitido identificar tanto cuestiones que prefiero evitar como aquellas que desearía profundizar. Ahora, sólo me queda por delante tomar acción sobre aquellos puntos de interés.
 

Conclusiones:

Reflexionar sobre lo hecho e identificar puntos fuertes, débiles o nuevas posibilidades es una parte necesaria del aprendizaje de cualquier organización, equipo o individuo en la búsqueda de la excelencia. En esa línea, relevar y disponibilizar lecciones aprendidas de una manera sistemática redundará en un aporte sustancial a la mejora continua. 

Para cerrar la nota (y el año), aprovecho este espacio para desearles unas muy felices fiestas y que el 2014 llegue cargado de éxitos personales y profesionales.

                                                                                          ¡Felicidades!Diego Vannucchi – diego.vannucchi@osde.com.ar